En mi segunda reflexión vamos a valorar una de las medidas propuestas para mejorar nuestro sistema educativo que sería la propuesta de ejercicio realizado en clase en el GRUPO 3 - FAMILIAS MÁS PRESENTES en la escuela: la familia y la escuela no pueden ir separadas.
“[…]En la familia el niño aprende -o debería
aprender- aptitudes tan fundamentales como hablar,
asearse, vestirse, obedecer a los mayores, proteger a los
más
pequeños (es decir, convivir con personas de diferentes
edades),
compartir alimentos y otros dones con quienes les rodean,
participar en juegos colectivos respetando los
reglamentos,
rezar a los dioses (si la familia es religiosa),
distinguir
a nivel primario lo que está bien de lo que está mal
según
las pautas de la comunidad a la que pertenece, etc. Todo
ello conforma lo que los estudiosos llaman «socialización
primaria» del neófito, por la cual éste se convierte en
un
miembro más o menos estándar de la sociedad. Después la
escuela, los grupos de amigos, el lugar de trabajo, etc.,
llevarán
a cabo la socialización secundaria, en cuyo proceso ad-
quirirá conocimientos y competencias de alcance más
especializado.
Si la socialización primaria se ha realizado de
modo satisfactorio, la socialización secundaria será
mucho
más fructífera, pues tendrá una base sólida sobre la que
asentar sus enseñanzas; en caso contrario, los maestros o
compañeros deberán perder mucho tiempo puliendo y
civilizando
(es decir, haciendo apto para la vida civil) a quien
debería
ya estar listo para menos elementales aprendizajes.[…]”
(Savater
F., El valor de Educar, Ed. Ariel, capítulo 3)
Vemos como distingue entre una socialización primaria en la familia y una socialización secundaria en la escuela. Lo que no haga en uno de los dos agentes se va transmitir como trabajo para la otra parte. ¿No pensáis que es mejor repartirse el trabajo?
La primera pregunta que nos
podemos hacer es la siguiente:
¿Qué podemos hacer para que las familias puedan participar más en el
proceso educativo de sus hijos?
Según
lo que hemos concluido en el grupo, podríamos plantear unas convivencias
grupales entre los profesores, los padres y los alumnos, de manera que así se
puedan conocer padres y profesores, y por otro lado, los alumnos vean que
existe un vínculo familia-escuela y llegar a consensos para remar en la misma dirección.
Es un
tema complejo según nuestra opinión, porque hay que saber qué información hay
que dar en cada momento. Hay que tener cierto tacto, porque el tratamiento de
datos personales sobre calificaciones o relaciones con otros compañeros es un
tema más privado, para los cuales se deberían organizar reuniones privadas
individualizadas entre profesor y la familia. Otra opción sería según mi
parecer utilizar portales educativos para poder transmitir información también.
Culturalmente
debemos empezar a desprendernos de la noción negativa de que el profesor va a
hablar con los padres, o viceversa, como si fuese siempre por algún motivo
negativo, y verlo como un intercambio de información para un seguimiento
correcto de los estudios de sus hijos.
He
estado ojeando en youtube y he podido ver dos cursos
online sobre este tema, de los cuales os adjunto el enlace por si os interesa
echarles un vistazo:
·
Familia y Educación, Curso online Universidad de Navarra
https://www.youtube.com/watch?v=4f864Na6vGU
·
La participación de la familia en la
escuela, Fundación Atresmedia,
Universidad Internacional de Valencia
https://www.youtube.com/watch?v=FQ5DUmdnVbU
En el segundo
vídeo, que es bastante extenso en información, nos habla del libro de Natalie
Schwartz “The Teacher Chronicles”
• Hiperimplicado. Agobia con correos
electrónicos y visitas repentinas. Schwartz aconseja establecer un calendario
razonable de contactos para tenerle al día (cada dos o tres semanas) y que le
tranquilicen sobre su hijo.
• Ausente. No responde a avisos ni
acude a reuniones. Hay que intentar adaptarse a su horario, llamarle por
teléfono si no puede ir a la escuela.
• El muy exigente. Que pide que se ponga a su hijo en el grupo
avanzado, que se eleve el nivel… El profesor debe reflexionar si el alumno
podría dar más de sí o explicar al padre que si se le exige más de lo que puede
dar, se puede frustrar al alumno.
• El que se pone a la defensiva.
Culpa al profesor o la escuela si el alumno tiene un mal comportamiento o malas
notas. El profesor debe tener una actitud positiva, destacar lo bueno del
alumno y pedir a la familia que ayude a mejorar el aspecto conflictivo.
• El que no coopera. Que considera
más importante que las clases un certamen de ballet o una minigira con el
equipo de fútbol. Los profesores no deben aceptar excusa alguna que no sea una
enfermedad o emergencia familiar.
¿No deberían enterrar el hacha de guerra? ¿Por qué tratan los padres así a los profesores?
En el Portal de Educación de la
Junta de Castilla y León he encontrado el siguiente RD.
Según el RD 51/2007, de 17 de mayo, en su Capítulo IV se trata el tema de la participación de las familias en el proceso educativo. En los artículos 15,16 y 17 vemos que es necesaria una implicación y compromiso de las familias además de tener unos derechos y deberes que cumplir.
Me quedo por ejemplo con el artículo 17-2c) que dice que el padre debe:
c) Respetar y hacer respetar a sus hijos o pupilos las normas que rigen el centro escolar, las orientaciones educativas del profesorado y colaborar en el fomento del respeto y el pleno ejercicio de los derechos de todos los miembros de la comunidad educativa.
También en la Ley Orgánica
8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación. Vemos en el
artículo 4 en su apartado 2 e) en relación a los padres de los alumnos nos
dice:
2. Asimismo, como primeros responsables de la educación de sus hijos e
hijas o pupilos y pupilas, les corresponde:
e) Conocer, participar y apoyar la evolución de
su proceso educativo, en colaboración con el profesorado y los centros.
Los profesores por su lado
también tienen su parte de trabajo. No quiero ponerme en contra de los padres.
Las dos partes tienen que colaborar por su parte con el fin de que el niño
tenga una buena educación y se pueda desarrollar como miembro de la sociedad
tanto en conocimientos, como en valores y a manejar sus emociones.
Si habéis llegado hasta aquí,
muchas gracias por leerme y voy a por mi siguiente reflexión.
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